jueves, 31 de diciembre de 2009
ADIOS 2009
Mi querida y dulce Daiana, llego el momento del último día del año, como explicarte lo que te extraño y lo que desearía que estés aquí para acunar a mi hija Lucía. Todas las palabras son inútiles para explicar lo que te quiero y extraño. Me viene a la mente muy seguido...ese recuerdo...de aquella vez que te abracé y te dije al oído que pase lo que pase, siempre estaría con vos y es el último abrazo tuyo que recuerdo que nos dimos, ahora lo veo a lo lejos, de haber sabido que ese sería el último contacto afectivo con vos, te hubiera dicho cuanto te quería y amaba...pero eso ya lo sabías.
Hoy los días pasan, las semanas y los meses, hasta que llegó el último día. Para mí un año horrible del cual prefiero olvidar en lo más profundo de mis pensamientos. Pero también recibí un regalo hermoso, mi hijita Lucía, que llegó para dar un poco de luz en estas tinieblas que rondan mi ser. El esfuerzo que hacías para ir a verme a la clínica luego de cada operación de los tumores, vos que odiabas las clínicas y eso que me operaron 4 veces. Si supieras las veces que te presiento cuando estoy con Lucía, como si fueras una brisa que me refresca el corazón y mi beba le sonríe y le habla al aire. ¿Es que serás su ángel de la guarda? ojalá pudiera sentarme a verte una vez más en tu sillón y verte tirada en la alfombra comiendo pizza, ni hablar de los ravioles que te cocinaba, no te gustaba la salsa de carne, pero la que yo hacía...te gustaba. Todas estas cosas, estos pequeños detalles me llenan el pecho al recordarlos, al recordarte, pero lo bueno de todo esto, es que miro a Lucía, mi hija que ya amabas antes que naciera, cuando aún estaba en la panza de su mamá y tengo la certeza que voy a poder sentarme en un sillón parecido al tuyo y verla comer pizza sentada en una alfombra parecida a la tuya. Más no puedo pedir, pero me quedan estos recuerdos que me van a seguir toda mi vida y cada vez que mire el oso amarillo, ese primer regalo que tuvo mi hijita antes de nacer y que se lo diste vos, voy a sonreir mucho y también alguna lágrima se escapara por ahí.
Un año nuevo comienza mi Dai y espero estar siempre al lado de Lucía, como lo estuve al lado tuyo... siempre.
Besos mi chiquita
Gaby
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