El olor a tierra mojada me transporta
Más allá de mis sentidos adormecidos,
Las hojas podridas del bosque
Me recuerda lo que florece y muere.
Quisiera ver el cielo, pero no puedo
La obscuridad que hay en mi alma,
No me permite ver más allá de la ciénaga.
Que me desorienta con su pestilencia.
Atrapado y sin salida, en este laberinto
Cual corazón de fuego que se pierde
En la hondonada del azul profundo del mar
Donde me sumerjo continuamente.
Desesperanzado de la mirada gris
Que me devuelve el espejo del alma
Vuelvo al bosque que me cobija
Que me protege por dentro.
Un colchón de espinas para dormir
Pero un manto de estrellas para mí
Que me ilumina más que las luciérnagas.
Antes iluminado por ti.
Destino insospechado, cruel destino
Al bosque me llevas cada tanto,
Me desespera este desatino,
Quiero salir de aquí, es un laberinto.
Palabras susurradas llegan a mis oídos
Se pierden en la bruma del amanecer
Como si fuera un corazón
Cuando se apagan sus latidos.
Que es lo que siento por ti
Bosque tan amado,
Porque me atrae tu soledad
Porque es que me pesa tu sombra.
Si a ti me ha llevado
Mi sentido aun te busca
En los caminos olvidados
Tanto he recorrido sin haberte encontrado.
No desespero, una luz me está guiando
La del tiempo, que todo va perdonando,
Solamente ser paciente en donde otros
Han desesperado.
Dulce bosque, tesoro prometido
Se que no te dejaré, tú me lo has dicho
Fiel siempre lo seré, nunca jamás
Otra Hada me hará perder.
El camino que tanto me ha costado,
Tu frescura, jamás de vuelta arrebatada
Tu verdor, nunca empañado,
Tu amor, eso, que tú, me has enseñado.
16/05/08
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