El desierto me llama
Arenas olvidadas vuelan a mí.
Dunas interminables, incontrólales salen del alma,
Aprisionados los granos de piedra
Otrora ilustres montañas,
Desparramados en sal
Por todos lados se cuelan ya.
Rojizo y estéril desierto,
Bosques desgranados
Por milenios incalculables,
Sedientos fueron muriendo
Caídos y enterrados
En el olvido pasajero.
Interminables caricias el viento
La roca fue sufriendo,
Lagrimas de sal
Arrancaron el pesar,
Queriéndose escapar del destino
Las dunas cambian de lugar continuamente,
Corriendo, escondiéndose del reloj de arena
Que marca su final.
24/04/09
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